Esta obra se compone de tres partes, se trata de un tríptico que se puede colgar, o apoyar a mayor o menor distancia y que se pueden enmarcar juntos o por separado.
Como es habitual en este artista, la riqueza de detalles y mensajes hacen que sea una lectura apasionante. Desde la parsimonia y el deleite de contemplar unas flores hasta la rapidez de patinar frente a las rutas de exploradores como Núñez de Balboa. Al tener perspectivas altas es más posible alcanzar o acercarse a los sueños, todo ello con texturas y sensaciones que se superponen, yuxtaponen y conviven.
Estas obras se pudieron adquirir con los marcos que aparecen en las fotos, comprados en el Rastro de Madrid, aunque uno de ellos, como se puede apreciar, está algo deteriorado.